Combatir el estrés y la ansiedad

Ruth Valls Fernández
LA RELACIÓN DE LOS “DEBO DE…” CON LA ANSIEDAD Y EL ESTRES
Con cierta frecuencia nos sentimos mal, y nos cuesta identificar lo que nos pasa. Nos podemos sentir desanimados, hundidos sin ganas de seguir adelante.
O podemos alterarnos de tal manera que entramos en un estado de ansiedad que puede llegar a convertirse en una crisis de pánico.
Otra manera de sufrir inestabilidad emocional, es la rabia y el desprecio hacia nosotros mismos o a los demás
Muy probablemente una lista muy larga de “debo de” se encuentre detrás de toda esta maraña de sentimientos y estados de ánimo. Se trata de deseos que nos formulamos como si fueran deberes:
Debo de mantenerme en forma y tener un cuerpo atlético.
En el trabajo deben de darme el reconocimiento que me merezco.
Debo de tener amigos que me correspondan y actúen justamente conmigo.
Debo ser una buena madre o un buen padre siempre.
Debo sacar buenas notas y no fallar nunca.
Debo tener unos hábitos saludables perfectos.
Debo de viajar a menudo y tener muchas amistades…
Seria ideal alcanzar cada uno de nuestros “Debo de”. Pero muy bien sabemos que como humanos falibles, esto es literalmente imposible. A menudo interiormente se puede tener la sensación de insatisfacción por no poder cumplir nuestros propios mandatos.
Las exigencias o los DEBO DE nos ponen trabas:
La rigidez de nuestro pensamiento nos altera innecesariamente.
Los debo de nos conducen a convertir nuestros deseos en necesidades. En obligaciones absolutas.
Si somos exigentes con la realidad, nos podemos angustiar para intentar evitar cosas que no deben suceder y nos deprimimos cuando pasan las cosas que no deberían haber ocurrido.
¿Qué tipos de exigencias nos encontramos?
- Lo que debo conseguir: Tengo que hacerlo bien y tengo que ser aprobado por las personas significativas, de lo contrario no valgo nada, es horrible, no lo soporto.
- Exigencias a la vida, como debe ser: Exigiendo a la vida que nos dé todo lo que deseamos.¿Acaso, se puede exigir que la vida nos dé todo lo que queremos? Dicho así, es obvio, que la respuesta es negativa, pero a la práctica podemos instaurarnos en estas creencias irracionales. Sin que estas sean reales, prácticas y lógicas. Muchas veces, ni siquiera somos conscientes de ello.
- Exigencias a los demás, lo que deben hacer: Los demás tienen que tratarme bien, de manera justa y cómo yo quiero, de lo contrario, son despreciables y es horrible y yo no quiero.
- ¿Como me voy a sentir, si mis pensamientos están filtrados por exigencias de algún tipo?
Me puedo llegar a sentir muy desgraciada, entrar en un estado depresivo. Pues aquello que yo deseaba de una manera rígida, sin que hubieran otras opciones, no se ha cumplido. Mi reacción entonces consistirá el lamentarme y en culparme a mi misma por no haber sabido hacerlo bien. O depositar la culpa en los demás y llenarme de rabia y resentimiento hacia ellos, como los causantes de mi desgracia.
Puedo caer en un estado ansioso. Temiendo y magnificado todos los posibles problemas que puedan suceder. Sin disfrutar del presente.
- ¿Cómo mejorar y cambiar mis DEBO DE?
Teniendo una actitud flexible sobre mi mismo, los demás y la vida. Pensando de una forma más tolerante, abierta, dialogante y científica.
Cambiando en lo más profundo de mis pensamientos. Más que centrarme en contenidos concretos, dando importancia a la forma de ellos. O sea, da igual si hablo de política, religión o de la comunidad de vecinos de nuestra escalera. Lo importante es que en mi mente la formulación de mis deseos se contemplen como preferencias y no como deberes u obligaciones.
Un caso ilustrativo:
Un joven bachiller se bloqueó cuando se acercaba la fecha de las pruebas de la selectividad. Se quedaba en blanco en los exámenes aunque hubiese estudiado. Y sufría enormemente, cuando pensaba que podía suspender, llegando a un estado de desequilibrio emocional y de ansiedad.
Predominaba el miedo de no poder alcanzar lo que deseaba. Realizar algo con miedo, conlleva la no felicidad, la preocupación excesiva o sobredimensionada.
Una de las cuestiones que se trabajó para superar este estado de ansiedad consistió en profundizar en la formulación de sus deseos.
Se trataba de una exigencia que se había forjado, en la que aprobar estas pruebas era absolutamente necesario e imprescindible para su futuro.
¿Qué pasaría en el caso que las pruebas no fuesen bien y no pudiese llevar a cabo los estudios que tenía planeados? ¿Se presentarían otras opciones, o sería una catástrofe y el final?
Ese darse cuenta, que podemos encajar un fracaso, que la vida sigue y que hay otros caminos, le ayudó a no localizarse en el miedo a no conseguir sus objetivos. Pudo estudiar y afrontar los exámenes sin tener la excesiva presión que lo bloqueaba.
En definitiva, el interpretar su realidad desde otra perspectiva, más global y aceptando otras posibilidades a parte de la que contemplaba como prioritaria le ayudó a estabilizar su estado anímico.
Cambió sus emociones respecto a los exámenes y la ansiedad se transformó en preocupación. La ansiedad le conducía a peores resultados en los exámenes, mientras que la preocupación no.
Su exigencia de aprobar y sacar la nota que él quería en la selectividad se transformo en una preferencia. Su pensamiento fue más flexible y abierto.
BIBLIOGRAFIA
Lega, L& Sorribes, F (2013) Una nueva guía para manejar sus emociones.
Ellis, A (2000) Cómo controlar la ansiedad antes de que le controle a usted. Ed. Paidós
Deja una respuesta