La aceptación de uno mismo, clave para el autoestima

Una de las formas de controlar la ansiedad es desarrollar la Aceptación a uno mismo.
Tenemos una tendencia innata y aprendida a evaluarnos y valorarnos inadecuadamente de forma global. Hacemos cosas mejor o peor, pero ello no conlleva que nos hayamos de juzgar por ello como buenas o malas personas. No somos lo que hacemos, somos personas que actuamos.
Nuestro valor como persona siempre existe y es algo positivo
Como consecuencia, la aceptación a uno mismo, preserva nuestra identidad, nos hace más flexibles y nos da fuerza. La ansiedad que podamos tener ante el fracaso disminuye.
Cambiamos el acento, y si algo va mal o no hemos cumplido nuestros objetivos, la valoración recae sobre nuestra mala actuación, que de una forma o de otra se puede reparar, no sobre nuestra persona en global, que nos etiqueta y baja nuestra autoestima.
Voy a poner un ejemplo, sacado de la vida real, para expresar mejor lo que quiero comunicar.
Una paciente tenía pánico a sacar malas notas, a suspender y no poder pasar curso. A su vez esta emoción la bloqueaba cuando se presentaba a un examen, su mente quedaba en blanco y no se acordaba de nada.
A lo largo de las sesiones, fuimos explorando cuales eran sus pensamientos a cerca del hecho de suspender. De forma muy resumida, el pensamiento que prevalecía es que si suspendía era una persona incompetente e incapaz, ello la degradaba como ser humano. Bajo ningún concepto podía suspender, sino su valía como persona quedaría lastimada. Paradójicamente, este pensamiento irracional, le conducía a un bloqueo intelectual y emocional cuando tenía que enfrentarse a este objetivo.
Realizamos un trabajo de aceptación a sí misma, aprendiendo que su rendimiento en los exámenes, aunque no fuese el esperado, no cuestionaba su valía personal, no juzgándose globalmente, sino juzgando sus resultados en los exámenes. Tanto si suspendemos como si no, nuestra valía como persona queda intacta. Si suspendemos un examen, significa que no hemos tenido un buen rendimiento en una prueba. Y analizando lo que ha pasado, encontramos como remediarlo.
Este cambio de pensamiento, propició que no se sintiera tan ansiosa cuando de afrontar a una prueba y que su rendimiento aumentara significativamente.
Las consecuencias que puede tener el pensar teniendo una aceptación adecuada a uno mismo, es que cuando evaluemos que nuestros comportamientos no hayan sido buenos o acordes con nuestros objetivos, no condenaremos a nuestra persona por ello, no nos infravaloraremos (por ejemplo, juzgándonos como ineptos o incompetentes), si no que juzgaremos que nuestro comportamiento ha sido erróneo o mejorable.
Deja una respuesta