Los 3 puntos clave para manejar conflictos

Los conflictos son algo normal en la vida de las personas y, en muchas ocasiones, necesarios para el crecimiento personal o la convivencia.
¿Cómo te puede ayudar un psicólogo?
Las sesiones de psicoterapia te enseñan nuevas maneras y estrategias de solucionar estos problemas. Además te ayudaran a percibir los conflictos de forma distinta, para que así te afecten menos y seas capaz de relativizar situaciones tensas. De esta manera crecerá tu capacidad para adaptarte a las nuevas situaciones del día a día y, en general, con el desarrollo de nuevas habilidades tendrás menos dificultades en tus relaciones personales o profesionales.
Los puntos clave que nos ayudan a manejar conflictos
1. Reducir el estrés
El primer aspecto previo para la resolución de conflictos es reducir el estrés. Ser capaz de gestionar y aliviar el estrés en el mismo momento que se genera es esencial para no desequilibrarse, estar centrado y mantener el control.
Las personas incapaces de mantener en control sobre sí mismas en situaciones de conflicto, se sienten abrumadas e incapaces de responder de una manera saludable. El estrés bloquea la posibilidad de resolver los conflictos mediante la limitación de la capacidad para leer con precisión la comunicación no verbal del otro, o la capacidad para oír lo que el otro está diciendo en realidad, o la capacidad de ser consciente de los propios sentimientos, o la capacidad para conocer las propias necesidades o también la capacidad para comunicar con claridad lo que uno necesita en esa situación.
La mejor manera de aliviar y reducir el estrés de forma rápida y fiable es a través de los sentidos y de la estimulación sensorial: un olor, un sabor, un sonido, una imagen, acariciar o apretar algo, realizar ejercicios de respiración, etc. Todas las personas tienen algún truco para relajarse y tranquilizarse, pero como cada persona reacciona de manera diferente a estos estímulos, se hace necesario que cada uno encuentre aquellos que le tranquilizan y que sea capaz de evocarlos o ponerlos en práctica cuando lo más necesiten.
2. Conciencia emocional
En segundo lugar hay que tener presente nuestra conciencia emocional, la cual es la segunda clave para la
comprensión de uno mismo y de los demás. El que no sabe cómo se siente o por qué se siente de esa manera, no será capaz de comunicarse de manera efectiva o de resolver conflictos.
Aunque el conocimiento de los propios sentimientos puede parecernos simple, muchas personas ignoran ciertas emociones, como la ira, la tristeza y el miedo. Sin embargo la capacidad para manejar el conflicto con éxito depende de estar bien conectado con estos sentimientos.
La conciencia emocional es un factor muy importante en la resolución de conflictos porque nos ayuda a gestionar los sentimientos de manera apropiada, sustentando la base del proceso de comunicación necesarios para solucionar los desacuerdos.
La conciencia emocional tanto nos ayuda a entender lo que realmente está molestando a otras personas como a entenderse a uno mismo (incluyendo lo que realmente te preocupa) o mantenerte motivado hasta que se resuelva el conflicto, a comunicar de forma clara y eficaz y a atraer e influenciar a los otros.
Cuando te expresas cómo te sientes y liberas tu carga emocional, te sientes aliviado. Esto se conoce como catarsis , una palabra griega que se refiere a purificación y es usada en psicología para explicar el proceso de liberación de las emociones negativas.
3. Cambiar creencias limitantes
En tercer lugar, la herramienta crucial para manejar conflictos es cambiar nuestras creencias limitantes. El percibir los conflictos de forma distinta se consigue transformando las creencias limitantes en creencias adaptitivas y racionales.
Con nuestras creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo de mundo. Una misma situación puede ser vivida de forma distinta por cada persona. Las creencias nos ayudan en definitiva, a simplificar el mundo que nos rodea, se trata de interpretaciones de la realidad y no de hechos constatados. Algunas creencias son desadaptativas o limitantes y es necesario modificarlas, pues éstas no son innatas, las vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por ello, la terapia psicológica puede ayudarte a identificarlas, analizarlas, ponerlas a prueba y modificarlas.
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